martes, 9 de febrero de 2010

¿Chilechet?


Pinochet - Piñera

[S.E.P.A./Chile] Luego de 20 años, vuelve a gobernar la derecha en Chile, esta vez a través del voto popular, luego que su candidato el multimillonario Sebastián Piñera derrotara con el 51,62% de los votos al candidato de la concertación gobernante, el democristiano Eduardo Frei.

El nuevo Presidente es un empresario de 60 años dueño de una fortuna estimada en 2.000 millones de dólares. Entre sus activos se incluyen a empresas importantes como: Chilevisión [empresa de televisión], LAN Chile [aeronáutica] Clínica Las Condes y el club de fútbol Colo-Colo.

La última experiencia de gobierno de los sectores de la derecha chilena fue con la dictadura de Augusto Pinochet, que estuvo 18 años en el poder desde el golpe de estado de1973 [que derrocó y asesinó al Presidente constitucional Salvador Allende], hasta 1990 cuando asumió el primer Presidente de la concertación Patricio Alwyn. La última vez que la derecha chilena accedió por comicios al poder fue en 1958, hace ya medio siglo.

La alianza que encabeza el electo presidente Sebastián Piñera incluye a sectores identificados con el pinochetismo más recalcitrante [como Joaquín Lavín] resistidos por amplios sectores, aún de su propio electorado. Sin embargo el candidato electo se ha presentado ante la ciudadanía chilena como el rostro de una “nueva derecha” que va a dar continuidad a ciertas Políticas de Estado implementadas por la derrotada Concertación en sus anteriores cuatro gestiones de gobierno.

Sebastián Piñera insistió que desea revivir la llamada “política de los consensos”, que la Concertación y la derecha pusieron en práctica durante el primer gobierno civil después de terminada la dictadura militar en 1990. Su triunfo con el 51,6, se considera estrecho frente al 48,38 por ciento de votos obtenidos por el derrotado Eduardo Frei.

A esta situación hay que agregar que en el Senado Chileno los partidos que apoyan al candidato electo: Renovación Nacional [RN] y la Unión Demócrata Independiente [UDI], están en minoría y en la Cámara de Diputados con 120 escaños hay empate.

La oposición a Sebastián Piñera tendrá diferentes matices. Por un lado el saliente oficialismo integrado por la Concertación, por estos días en un proceso de asimilación de la derrota y autocrítica. Con un perfil más crítico Marco Enríquez Ominami, el ex socialista y candidato independiente que obtuvo el 20 por ciento de los votos en la primera vuelta electoral de diciembre ya ha comenzado a organizar un nuevo partido.

Se anuncia como una oposición “combativa” en este sentido afirmó que: “Chile merece una oposición con nuevos bríos, nuevos rostros y nuevos liderazgos. A trabajar”.

Por último está la Coalición Juntos Podemos-Frente Amplio que integra el Partido Comunista con otras fuerzas afines y que va a centrar su oposición en una firme defensa de los derechos de los trabajadores.

El nuevo gobierno cuenta con el viento a favor de la gestión de la socialista Michelle Bachelet, a quien le tocó sortear con éxito la crisis del año 2008 para terminar con una popularidad que se traduce en una imagen positiva cercana al 80%.

Muchos se preguntan cómo con un desempeño de esta naturaleza no alcanzó para que su coalición gane las elecciones. Algunos encuentran la respuesta en la falta de gimnasia democrática interna en la concertación.

La candidatura de Eduardo Frei [demócrata cristiano] fue el resultado de un acuerdo de cúpulas partidarias de la Concertación, ya que luego de dos gobiernos socialistas [Ricardo Lagos y Michelle Bachellet] para mantener la coalición era necesario que el próximo candidato fuera de la Democracia Cristiana.

El costo de tal decisión, fue el cisma del joven diputado Marco Enríquez Ominami, la pérdida de un 20% de votos en la primera vuelta electoral y la posterior pérdida del gobierno en la segunda vuelta, aunque por estrecho margen.

Piñera

El prolijo manejo de la macroeconomía que Chile tuvo con la Concertación en el gobierno hoy le sirve para ingresar a la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo] pero no para disimular otras deudas pendientes de la coalición saliente. Existen problemas sociales irresueltos entre los que se destacan un importante sector desocupado y una desigual distribución de la riqueza. Desde el punto de vista político quedó pendiente la álgida cuestión de los derechos humanos.

Se ha destacado en la prensa escrita y televisiva latinoamericana el grado de civismo del acto comicial y de la conducta de ambos candidatos, tanto del ganador como del perdedor mostrando a la democracia chilena como un modelo a seguir en la región. Sin embargo en su mayoría, la misma prensa ha ignorado la deuda pendiente que las instituciones chilenas tienen en relación a las responsabilidades por violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura de Augusto Pinochet.

El candidato ganador Sebastián Piñera ha enfatizado en su campaña su respeto por los derechos humanos y habrá que esperar para ver si tal promesa es sólo parte de la retórica propagandística de la campaña o forma parte de la plataforma programática de su gobierno.

En el contexto latinoamericano el país que más lejos llegó [aún con marchas y contramarchas] a la hora de afrontar la cuestión de los delitos cometidos durante una dictadura es Argentina. El recordado Juicio a las Juntas Militares implementado durante el primer gobierno constitucional del Presidente Raúl Alfonsín constituyó el primer antecedente mundial en el que un Estado por sí mismo, juzga a los responsables de tales violaciones.

Si bien con posterioridad hubo retrocesos [leyes liberatorias de responsabilidad e indultos], la derogación de tales leyes, la anulación de los indultos y la reapertura de los juicios [con la consiguiente condena a represores en muchos de ellos] marcaron otro hito importante en la calidad institucional de ese país, hasta hoy sin paralelo en otros casos similares de Latinoamérica.

¿Puede interpretarse la derrota de la Concertación como un giro a la derecha liso y llano de la población chilena, que amerite la aplicación de políticas que desplacen al control privado amplios sectores de la economía?

En general la población [aún con cierta instrucción] está lejos de comprender los intrincados mecanismos administrativos y jurídicos que deciden quién se beneficia y quién se perjudica con las decisiones político-económicas de los gobiernos.

La Presidente saliente, Michelle Bachellet, en un último esfuerzo para evitar la anunciada derrota de Eduardo Frei, participó en forma activa de la campaña electoral, incluso inauguró un Museo de la Memoria, pero sus esfuerzos resultaron insuficientes.

Desde la flamante oposición, algunos anticipan que es posible que en Chile, se tomen decisiones en el orden económico, análogas a las tomadas durante la dictadura militar, con sus mismas y previsibles consecuencias. Si ello sucede, esta vez no son necesarias las armas para implementarlas, cuentan con el aval del 51,6% de la población. Cuando la memoria falla, el pasado se vuelve presente y el futuro puede desaparecer.

http://www.diarioelpeso.com/anteriores/2010/06022010/EDT_220110_Chilechet.php

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